Llevo varios días buscando el punto de inflexión exacto, el giro de trayectoria correcto, el cambio perfecto. Estoy en esos momentos, en los que sabes que algo no funciona, y no sabes que es. Es más, no sabes lo que está mal, pero tampoco importa mucho, porque tienes la solución, el cambio. Los cambios son difíciles de afrontar, es más por nuestra naturaleza no nos gustan los cambios por muy embarrados que estemos, pero se comprende que tienen que llegar por muy limpios que te dejen.
La principal dificultad que encuentro ahora mismo, es saber que ventanas tengo que abrir y que puertas tengo que cerrar, por que nunca se sabes quien puede entrar o peor aún quién puede salir.
¿Quién diseña mi casa?, porque poco a poco me doy cuenta de que yo de poco a nada.
Así que tras estas imprecisiones divagatorias sólo espero que el boleto de lotería que robé a un ciego sea el premiado.
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