miércoles, 26 de enero de 2011

Policía Musical

Hoy yendo por la calle, ha pasado algo que me ha llamado mucho la atención. Una pareja de policías, porque ellos siempre van en pareja, estaba pidiéndole el permiso a un músico callejero. No sé si la nacionalidad importa, para mí no, pero señalaré que era extranjero. El hombre insistía una y otra vez que tenía los papeles en el coche que le acompañaran que estaba allí al lado. No sé si eso es verdad o mentira, pero para lo que quiero decir no importa. Los policías no cedieron y mientras uno ponía la multa otro le decía que es necesario en Granada tener el permiso local para poder tocar en la calle. -No tenemos porque ir a su coche- afirmaba firmemente el señor uniformado.

El músico siempre está tocando en la misma esquina. Me resulta extraño pasar una tarde-noche de invierno y no ver el sonido que produce su xilófono. Forma parte del ecosistema de la Calle Tablas. Es más me atrevería a decir que es de los pocos músicos que son capaces de llamar mi atención, apago el mp3 y transito saboreando cada nota. El ambiente siempre acompaña. Pero esta tarde no ha sido así. Falta algo en aquella esquina. Faltaba alegría, la sonrisa que te brindaba cada vez que pasabas al lado. -¡No puedo pagar esa multa!. ¡Tengo dos hijos!. ¡No puedo pagar esa multa!- decía buscando algo de compasión.

Me parece genial que los policías hagan cumplir la ley, es más lo veo totalmente necesario. Pero hablando de necesidad, creo que Granada necesita esa parejita en otros lugares. No veo nada necesario tener que ponerle una multa a alguien como ese músico anónimo de la Calle Tablas. Pero para inutilidad ya están algunas leyes.

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