El músico siempre está tocando en la misma esquina. Me resulta extraño pasar una tarde-noche de invierno y no ver el sonido que produce su xilófono. Forma parte del ecosistema de la Calle Tablas. Es más me atrevería a decir que es de los pocos músicos que son capaces de llamar mi atención, apago el mp3 y transito saboreando cada nota. El ambiente siempre acompaña. Pero esta tarde no ha sido así. Falta algo en aquella esquina. Faltaba alegría, la sonrisa que te brindaba cada vez que pasabas al lado. -¡No puedo pagar esa multa!. ¡Tengo dos hijos!. ¡No puedo pagar esa multa!- decía buscando algo de compasión.
Me parece genial que los policías hagan cumplir la ley, es más lo veo totalmente necesario. Pero hablando de necesidad, creo que Granada necesita esa parejita en otros lugares. No veo nada necesario tener que ponerle una multa a alguien como ese músico anónimo de la Calle Tablas. Pero para inutilidad ya están algunas leyes.
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