martes, 22 de febrero de 2011

La juventud sin camino

Esta noche en un programa de opinión, se ha dicho que la juventud actual por primera vez piensa que vivirán peor que sus padres, ¿por qué esto?. Es curioso pensar que poseemos una capacidad de introspección lo suficientemente avanzada para saber que va a ser de nuestra vida dentro de 20 años, y más cuando hoy mismo Gadafi ha firmado su sentencia a muerte. No sabemos que pasará de aquí a un mes, sabremos cómo viviremos en la jubilación.

Tras esta crítica a nuestra limitada capacidad de vaticinio, se puede entender que lejos de lo que se puede llamar devenir, queda nuestras sensaciones; este futuro desolado es más una sensación que una realidad. En el programa, aseveraban que la juventud está desmotivada, que su interés está descentralizado, difuso, diseminado. Lejos de la realidad, esto no tiene nada de falso siempre y cuando lo comparemos con las generaciones anteriores. Ellos vivieron la represión de una dictadura y ansiaban la libertad ante todo. Tenían un objetivo claro, la libertad. Pero en cambio los hijos de nuestro tiempo, no aspiran en conjunto a un ideal.

Bajo mi punto de vista esta es la gran diferencia, y añado que cuando se den las condiciones necesarias para que la juventud luche por un mismo ideal, llegará el fin de esa apatía. Esas condiciones no las veo muy lejanas, demasiados problemas y mucho ruido, la situación se desequilibra hacia el cambio.

Al pan, pan y al vino, vino; y cuando nos cansemos de esto, pensemos en otras cosas.

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