jueves, 24 de octubre de 2013

"El uso Poético de la Razón. En torno a la Antígona de María Zambrano"



El trato que mantiene Zambrano con Antígona es una ejercicio de razón poética, en su libro de La tumba de Antígona, podemos ver el uso de la razón poética en torno a la figura de Antígona. Lo que Zambrano hace con Antígona no es exactamente una interpretación al uso. La razón poética parece necesitar de figuras como la de Antígona para ser explicada, y por así decirlo, llevarla a cabo.

Se podría observar que al extender la dimensión poética y literaria de Zambrano se alejan de otras dimensiones, principalmente esto ocurre con dos: la primera es la preocupación de María por el presente, por la actualidad desde una perspectiva ético-política. Esta perspectiva está presente explícitamente en sus primeras obras de juventud en la que se encontraba comprometida con la República española. Esta preocupación parece desaparecer con el paso del tiempo en su obra, aunque dejara de tomar más relevancia, esto no es del todo cierto, ya que su preocupación política se ve reflejada en unas de sus últimas obras: Los peligros de la paz, en donde encontramos una obra entorno a la Primera Guerra del Golfo. La otra dimensión especialmente importante que pierde espacio es su preocupación por el pasado, la idea orteganiana de tener antepasados, por la cual el hombre era esencialmente heredero, era historia. Ortega vinculaba la razón histórica con la razón vital, lo que hará Zambrano es despojarse de la primera acentuando la segunda. La razón poética acentúa el carácter ascético, estético, frente a la razón histórica de Ortega.  
Se entiende la filosofía como el pensar heredado que hay que traer a presencia. Estas dos dimensiones, son complementarias por la dimensión estético-literaria que se concreta en la convicción zambraniana de que es necesaria la renovación de la concepción heideggeriana. Esa razón poética, recoge el pasado y responde ante un determinado presente que nos preocupa. Estas son las coordenadas que nos delimita, las que tenemos que tenemos que tener en cuenta para releer el presente y el pasado, en busca de una renovación del lenguaje filosófico.

Estas tres coordenadas necesarias para entender a Zambrano se relacionan entre ellas, y  también se pueden pensar esta relación al revés: la preocupación el presente, por la memoria y por una racionalidad poético-literaria hace relacionar la figura de Zambrano. Pero, ¿Qué es eso de la razón poética?



Zambrano afirmaba que sobre la razón poética es muy difícil hablar. La primera vez que utiliza el término fue refiriéndose a Antonio Machado y su obra, Zambrano comentaba que Machado estaba haciendo un uso de la razón poética, se trata de una razón que se pone ejercicio y que acaba constituyendo una forma de vida. Esta idea está relacionada con ser fiel a la palabra, ser fiel al lenguaje al que hablamos.

“No dejes que te hagan renegar de la palabra que has recibido y has dado, y de una forma de vida que es pura fidelidad a esa palabra" (Se la adscribo no sé si erróneamente a Edenson Simon). Esto se uno con el reconocimiento de lo que aparece escapar al lenguaje. Zambrano realiza un discurso enunciativo, simbólico, que se suele caracterizar como textos característicos de la razón poética, y está al límite de la filosofía, porque resulta difícil defender que un texto no argumentativo es filosofía, aunque quizás este debate no sea tan importante, ¿qué importa si no es filosofía? Quizás esta respuesta parezca una salida fácil, o quizás solo es la entrada a nuevos caminos. La obra de Zambrano es un filosofar, que se articula en el reconocimiento de lo que escapa a la palabra. ¿Qué es la razón poética? es un uso de la razón poética. Razón poética es el uso poético de la razón para crear, para introducir una novedad, algo de novedad. Se trata de un uso creativo de la razón. ¿Qué características, notas o aspectos hay que ultimar en la razón para que cuando la utilizamos sea creativa o creadora? En la opinión de Carmen Revilla, y asumiendo la dificultar de acotar algo como la razón poética, considera tres características relevantes del uso de la razón poética y en cada una de ellas podemos encontrar la figura de Antígona. 

(1) La actitud del poeta. El uso de la razón poética supone que adoptemos la actitud que toma el poeta ante lo real. Se trata de una atención especial a las cosas, a su carácter múltiple y cambiante. Esta experiencia de la Razón poética se le presenta tras la crisis de la modernidad del siglo XX. La crisis de fin de siglo entendida de forma amplia, pero simbolizada perfectamente en la Guerra Civil Española y las dos Guerras Mundiales, en donde se puso de manifiesto la crisis de los ideales de la modernidad. En este marco trabaja Zambrano, eso se ve en sus estudios sobre los totalitarismos, de los que dice que se trata del manifiesto de una actitud adolescente que se desentiende de las cosas, del orden de las cosas y no acepta las cosas, frente a la actitud del poeta que atiende con cuidado a las cosas. La crisis del siglo XX, es el olvido de la razón poética. 

En Filosofía y Poesía (1939), es la primera vez que escribe desde el exilio. En esta obra, aborda el nacimiento de la filosofía y lo sitúa en su ruptura con la poesía. Para Zambrano, la filosofía habría nacido cuando Platón expulsa de la República a los poetas. Para ella, ya entonces se conduce a una perdida del contacto con las cosas. Esa ruptura se agrava con el segundo nacimiento de la filosofía. Esto ocurre con el inicio de la modernidad de manos de Descartes en la que podemos encontrar una filosofía del sujeto, pero un sujeto que es espíritu desprendido de la naturaleza. En Descartes se ve claro, pero con sus seguidores posteriores este problema se agrava. Esa filosofía moderna es hija de la desesperanza, constructora, esencial y anticontemplativa. Esto culmina con el idealismo y por muy contemplativa que sea, es para Zambrano una posición radical anticontemplativa de las cosas. 
La publicación de este libro coincide con unas conferencias que Zambrano sobre el papel de la mujer en la cultura. En estas conferencias, afirma que la mujer viene actuando en su hacerse y actúan en el hacerse de la historia, desde su capa oscura, porque las mujeres está dotada de una fuerza oculta que establece su actitud con el contacto de las cosas. El ideal destructor, impositivo y violento a perdido la contienda frente al cuidado de las cosas. El ideal de la creación es un ideal típicamente masculino, actitud anticotemplativa, constructora, desmotivada, tiene una raíz guerra. Frente a esto, las posibilidades regeneradoras quedarían negadas en el subsuelo de la historia, en las que se tiene que aceptar las representaciones de los hombres, creando un doble nivel en que la feminidad actúa a su manera. Se interesa  por las mujeres, principalmente por figuras históricas y literarias como Eloísa o Antígona. Lo que Zambrano intenta es que las feministas intente hablar, dejar que de alguna forma se expresen, en el contexto de masculinidad impositivo en el que vivía. Su camino será dejar que Antígona hable si hubiera sido real, ¿qué hubiera dicho?

(2) El cuidado de la memoria.  En este aspecto encontramos una valoración ortegiana del privilegio de tener antepasados.  En los últimos textos adquiere esta idea la formulación de "rescate de la pasividad". Ella asegura que siempre ha ido al rescate de la pasividad. La formación filosófica de Zambrano es más bien aristotélica por influencia directa de  Zubiri, y esta idea tiene sin duda connotación aristotélica. Se podría decir que es una versión de su atención de la memoria. Culminará su apelación al "fondo creador de la memoria", la creación hace siempre uso de un fondo de la memoria. Ese fondo es el gesto que realiza la Antígona de Zambrano. 
Antígona lo que va hacer es un cuidado de la memoria, es nodriza y madre del pensamiento. Como nodriza y madre del pensamiento articula el plano de la vida y el sentido, para saber tratar con el tiempo que el plano del sentir es múltiple y  laberíntico. En orden temporal dice que el tiempo es un nivel de consciencia. En el plano de la vida el pasado se antepone al presente. Hay que cultivar la memoria, ese es el laberinto temporal que hay que asumir cuando vivimos. Esto proporciona tres formas de acción: a) en ir y venir: una acción de la memoria, es el volver sobre lo mismo, es lo que nos permite revisitar los libros y ver cosas nuevas. Esto ocurre porque cuando estamos viviendo no lo vemos y es necesario volver sobre ello para verlo. b) Dar vuelta a lo vivido. c) El detenerse, el no hacer nada, el estar, la atención atenta, que hace que lo vivido se condense en una imagen, en un instante. Es propio de la razón poética hacer uso de esas imágenes

(3) La utilización de imágenes naturales, la condensación de lo que hemos vivido. Esto es un aspecto discutido. No se sabe si se trata de imágenes o de metáforas, ya que al final de su vida habla de metáforas esenciales, y esas metáforas esenciales son imágenes simbólicas. Ella trabajó mucho el pensamiento de Yun, y podría pensarse esta idea desde la concepto de arquetipo, y esto sería, lo que incorpora la estructura de la razón poética.  de si se trata de imágenes o metáforas, habla de las metáforas esenciales, y esas esenciales son imágenes simbólicas. Ella a trabajado mucho a Yun y podría pensarse que son arquetipos, esto es lo que incorpora la estructura de la razón poética.

Antígona es un arquetipo de las víctimas de la historia que habitan su subsuelo y que constituye su fuerza oculta como posibilidad. Aquí aparece una revisión de Antígona nuevamente, nace de la singularidad de la versión creativa de Zambrano.

Para entender por completo el siguiente análisis es aconsejable estar familiarizado con la obra de Antígona de Sófocles
En la versión de Zambrano, Antígona dice que no se suicida y por tanto, Sófocles se equivocó. ¿Por qué no se pudo suicidar? En la versión de Zambrano las cosas tiene mucha más importancia, los diálogos se tornan monólogos, casi delirios. Además, no hay gesto histórico ninguno. Para Sófocles el acto de Antígona de enterrar al hermano es un acto heroico, para Zambrano lo que hay es atención, Antígona es cuidadora de la consciencia. La obra es un despertarse de la consciencia de niñez, que poco a poco va despertando de la tragedia de su familia, de su madre,  padre, novio, la suya propia.  Ese hablar y expresarse de Antígona dota de sentido a la tragedia. Para Sófocles tiene un carácter destructivo, y en Zambrano la tragedia tiene un sentido nuevo, acabando con una apelación a la tierra prometida, dirigida a lo desconocido. Al final ambas son víctima de las leyes de la ciudad, Zambrano resalta la idea de que la ciudad se sustenta siempre de sus víctimas, y además, hay algo que de alguna manera puede mover la historia y conducir a la tierra prometida. Desde esta posición dota de sentido a la tragedia, Antígona trasciende las leyes de la ciudad y la familia, no sólo la transgrede.
Todo orden social o político se asienta frente al sacrifico de algo, al menos en el elemento natural. La naturaleza sacrifica. En las pinceladas de la razón poética que la profesora Carmen Revilla señala, la naturaleza entra por sus grietas, es su convicción de que toda la historia sacrifica a la víctima, son los emulados, víctimas vivientes, en la que desde su sacrificio incorpora cierta potencia; la marcha de la historia tiene que atender con atención a ese subsuelo de sacrificio. Antígona es la sacrificada por la que se alza la ciudad, es un lugar del sacrificio que puede ser resorte de la historia, su condición es tener que descender para poder ascender. Antígona tuvo que bajar para tomar ese sentido, sentido que logra al extender el diálogo con todos los niveles de su vida, esto se relaciona con los diferentes personajes que va apareciendo. Esa bajada del sustrato de la historia es lo que María Zambrano presenta. Ese camino como marcha a la Razón poética, tiene para María Zambrano una dimensión real. En la Antígona de Sófocles se atiende a los dioses, en la versión de Zambrano la presenta sola, como una característica constituyente de la víctima. 

Los paralelismos entre la vida de Zambrano y Antígona son reales, quizás salvando a Antígona, María Zambrano se estaba salvando así misma. Por ese motivo Antígona no se podía suicidar, antes del momento expresivo, Antígona pasa por todos los personajes, en el que despierta en el sueño del niño, poco a poco entiende la tragedia de su familia, y puesto que el suicidio es una decisión de alguien despierto, de alguien que se entera de las cosas. Es en la cueva, cuando Antígona, es una persona que empieza a darse cuenta de lo que pasaba. En un primer momento, no pudo. La esperanza se encuentra aquí como un apriori de la vida, hay pueblo que no se entenderían su existencia si no existiera una esperanza a algo. Tal vez, bajo esta luz de salvar sus circunstancias y buscar esperanza en ellas, Zambrano tenía que salvar a Antígona. La esperanza, es la que la diferencia de un pensamiento trágico

Decía Zambrano que ella no escribía por intereses literarios, sino por la necesidad que tiene la vida de expresarse. Sin duda, no sería ridículo pensar que el pensamiento de Zambrano se establece en una distinción que ella nunca hace explícita, y que nosotros nos podemos hacer eco de ella: una cosa es la filosofía, y otro el filosofar, es decir, entre saber y pensar. Es propio del ser humano pensar-filosofar, la filosofía sería lo que ese pensar de Platón, Descartes, Kant, etc. la historia nos ha dejado. 

Este artículo son los apuntes y comentarios que me han sugerido en la conferencia impartida en la Universidad de Granada por parte de la Profesora Carmén Revilla de la Universidad de Barcelona, especialista, entre otras temas,  en el pensamiento de María Zambrano. 

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