Andaba por la calle con aire distraído, como si nada de lo que ocurría a mi alrededor importase. Volvía del trabajo, de mi primer trabajo de hecho, la pastelería de mi tía Carolina, ¡qué torpe era con los dulces! El día estaba nublado, pero no hacía frío. Recuerdo, como bajaba la calle Gran Capitán, y una chica preciosa, con una carpeta en la mano, andaba en dirección contraria. Justamente antes de pasar a su lado, se despegó un posit de la carpeta y cayó al suelo, ella no se dio cuenta. me agaché lo recogí y dije:
- Disculpa, se te a caído esto.
Ella se giró, me miró, sonrió y se marchó. Miré el posit, había un teléfono apuntado. Así es como conocí a vuestra madre.
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