La filosofía, tradicionalmente se ha visto como un área de conocimiento, un saber único que abre las puertas de la verdad, y que por medio de la razón, captura todo el sentido en la comprensión de la vida. No podemos olvidarnos de mencionar que la filosofía se establece como institución en las academias de la antigüedad, siendo la piedra angular de las demás disciplinas como pudiera ser la geometría euclidiana. Como vemos, el nacimiento de la filosofía, va ligado a la de las ciencias en general (físicas, naturales, sociales…). Por poner algún ejemplo, las ciencias físicas, más en concreto las teorías de Newton, fueron de gran importancia como fuente de inspiración para Kant, el cual, fue un firme defensor de estas. La importancia de la filosofía es tal en el campo de la ciencia, que grandes científicos se han convertido en grandes pensadores, como por ejemplo Einstein que si revisamos su obra, podemos encontrar como empezó investigando en física y acabo hablado de metafísica. Este es un punto clave de unión, ver como las ciencias concretas buscan en sí, algo de lo que la filosofía lleva discurriendo el mismo tiempo.
La diferencia entre filosofía y ciencia reside en la aceptación de sus progresos, en contra de lo que dice un sector trivial que afirma que la distinción entre filosofía y ciencia es la mera generalidad de sus estudios. En primera lugar, las ciencias particulares aceptan sus hallazgos últimos y más fundamentales, como algo que descansa sobre sí mismo de forma insoluble. En cambio la filosofía, a cada hallazgo que da, ya es un tropiezo para descifrar el significado del mismo. En resumidas palabras, el ideal de las ciencias es la investigación y el de la filosofía la interpretación. Con lo que se llega a la eterna paradoja de que la filosofía se tiene que interpretar una y otra vez a sí misma con el objetivo encontrar la verdad, sin poseer realmente en ningún momento la pieza clave para la interpretación. Tenemos que aclarar que la idea de interpretación no es la misma en absoluto a la de “sentido” con la que se difumina continuamente. Esto quiere decir que la filosofía no debe imponer un sentido de la realidad como algo que se nos ha sido dado positivamente, al igual que decir que la filosofía no marca un camino a seguir para sus contemporáneos, la filosofía abre el campo a su antojo con el fin de llegar a la verdad.
La historia de la filosofía se puede entender como el resultado continuo de estas marañas de interpretaciones, que una tras otra van surgiendo conforme el pensamiento avanza, por ello mismo, podemos justificar de cierta manera los pocos “resultados” que ha obtenido la filosofía, ya que siempre se ha reinterpretado empezando de cero, y teniendo en cuenta toda la historia del pensamiento filosófico.
La filosofía, a veces sin quererlo, otras tantas o más buscándolo, tiene cierta tendencia a toparse con enigmas en su camino a los cuales se afana en la búsqueda de soluciones posibles. La respuesta a estos enigmas no lo podemos enfocar como una búsqueda del sentido dentro del mismo enigma, sino que tenemos que crear una antítesis del enigma solucionador, que sea creado a partir de las piezas del problema que nunca fueron fáciles de entender ni de encajar las unas con las otras.
La interpretación de una realidad con la que nos topamos continuamente en el camino de la actividad filosófica y su superación van siempre ligadas la una de la otra, siendo inseparables para su total comprensión. Hay que dejar claro, que la realidad no se verá superada por el concepto resultante en su superación, pero al construir una figura real como consecuencia de ese concepto, estamos asumiendo un cambio de la realidad.
En la actualidad la filosofía como disciplina académica, no goza de tan buena salud como podemos ver a simple vista, pero si miramos más allá de lo que nuestros ojos nos dejan ver, podemos darnos cuenta como en estos momentos la filosofía fuera de la institución está más presente que nunca. Si entendemos la filosofía como anteriormente hemos expresado, como una superproducción de interpretaciones continuas sobre la realidad, y sus misma reinterpretaciones que se reconstruye una y otra vez hasta cambiar totalmente el molde de la realidad, no hace falta ir muy lejos para ver, como un individuo desde su casa, en cualquier momento del día, puede dar su interpretación de la realidad con sólo conectarse a internet. Internet ha hecho que todo deje de tener un sentido estabilizado, y ver, como la visión de los usuarios, recompone a fuerza de teclado la realidad sobre sus mismos cimientos. Internet es el presente, pero en el futuro tenemos que seguir interpretando nuestra propia existencia, que poco a poco nos va calando a cada latir de nuestro pensamiento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario