jueves, 10 de febrero de 2011

MI PRIMERA VEZ



Aún recuerdo mi primer partido de rugby. De hecho, técnicamente eso no era un partido, pero prácticamente se puede entender que sí. Era el torneo rector de la universidad en los que los equipos de las facultades de la universidad competían por la corona. Jugábamos a rugby 7, en partidos a tiempo corrido de 30 minutos con un descanso de 5 a la mitad. Recuerdo que la participación a ese torneo por parte de filosofía y letras fue improvisada, y no teníamos equipo. Como pudimos nos juntamos 4, no era suficiente. En un primer momento íbamos a fusionarnos con farmacia, a ellos también le faltaba jugadores, pero al final el equipo estaba completo. La solución fue tomar jugadores de otros equipos, principalmente ciencias, que eran mas de 30.

Eramos 6 equipos: Ciencias, Inef, Caminos, Farmacia, Peritos y Filosofía y letras. Hicimos dos grupos, para jugar un triangular, y de ellos saldrían los emparejamientos para las rondas finales. Nuestros rivales de grupo fueron Inef (los favoritos) y Peritos.

¿Cómo llegué a esa situación? La tarde de antes en el entrenamiento con el Correcaminos, mi equipo de toda la vida, un compañero me propuso que nos juntásemos, que él conocía a gente, que podíamos jugar el torneo. Yo acepté, en aquel momento ansiaba jugar ese torneo y tenía la oportunidad delante mía.

Aquella mañana tenía clase, recuerdo como antes de ir a la facultad preparé las cosas que me tenía que llevar a Fuentenueva. Cuando acabé mis clases bajé en autobús desde la Cartuja, para llegar más rápido. Comí pasta, una buena fuente de carbohidratos para rendir en el partido. Recogí mis cosas y me fui al campo de rugby. Unos días antes me había tropezado en un bordillo y tenía el tobillo delicado, así que decidí tomarme un Ibuprofeno para evitar las molestias. Por el camino me iba motivando. Iba a tener la oportunidad de enfrentarme a mi equipo, y demostrar que sirvo para el rugby. Estaba plenamente confiado en mis capacidades, sabía que estaba en buena forma y que en el torneo muy probablemente sería uno de los jugadores mas pesados (y así fue).

Al llegar al campo, sólo había dos personas más. Me dispuse a prepararme. Cuando me percaté que se me había olvidado los pantalones cortos. Deje allí mis cosas y corriendo volví a mi casa. Una vez ya de vuelta la gente empezó a llegar en masa. Me preparé, y junto a mis compañeros de equipo calentamos rápidamente.

El primer partido de todos era contra Inef, compuesto por el 90% de mis compañeros de equipo, además de mi entrenador. Sabíamos que nuestro fuerte era nuestro peso, tres gordos muy gordos en el equipo a cada cual más grande pero el fuerte de nuestros rivales no eran todo. Tenía técnica, tanto como individual como colectiva, eran versátiles, rápidos y fuertes, sobre todo muy rápidos, cualidad de gran importancia en este deporte.


Comenzó el partido con un pateo mío, más largo que alto, cogieron el balon en el aires y nosotros salimos a defender. Mi primer placaje fue enorme, no recuerdo a quien se lo hice, pero sé que corrí como un toro hacia él. Unos segundos después del placaje, Inef comete una infracción, estaba cercana de la línea de Try, decidí tirar a palos. Nunca lo había hecho, pero estaba tan motivado y tan seguro de mi mismo, que no hice caso a mi compañero Alberto y lo lancé yo mismo. Fue un verdadero fracaso, el balón no se levantó más de 3 metros del suelo, perdimos una oportunidad de adelantarnos en el marcador. La verdad que por unos segundos vacilé, tanta gente allí mirando, posiblemente unas 200 doscientas personas que vieron aquella ridícula patada de un jugador de 112 kilos. Me recuperé en seguida mi equipo me necesitaba, no tuve elección, levantar la cabeza e intentarlo hacer mejor la próxima vez.

La primera parte fue un correcalles por parte de Inef, corrian mucho más que nosotros, y nos avasallaron cerca de la linea de marca durante mucho tiempo. No pudimos hacer mucho, eran más rápidos y estaban mejor organizados. Fue algo frustrante, pero nosotros éramos un equipo que se había juntado 10 minutos antes del partido, nada fuera de lo previsible. La segunda parte en cambio fue mucho mejor, ellos hicieron cambios y bajaron el ritmo pero nosotros sacamos a relucir nuestras armas. Conseguimos y fuimos conscientes de que nuestro peso era la clave. Empatamos en la segunda parte, pero con la diferencia de la primera aquel partido se perdió.

En el descanso antes del siguiente partido surgió un problema inesperado. Yo no estaba acostumbrado a jugar con zapatillas de tacos, y menos hacer deporte con algo que no tapara mis tobillos. Si a eso le sumas el mal estado del césped y los agujeros que había mis tobillos sufrieron mucho. Necesitaba un vendaje y no tenía material, me dolía el tobillo y el tendón izquierdo, justo el mismo con el que había tenido problemas esa misma semana. Fui a la piscina climatizada al lado del campo de rugby, y me ofrecieron amablemente material. Pedro Ángel alias shaggy y Ana me pusieron un vendaje. Pude haber dicho que no podía seguir jugando pero no lo hice. Sabía de la importancia que tenía en mi equipo, y no podía decepcionarlos, tenía que llegar hasta el final, costase lo que costase.

El segundo partido fue decepcionante. Casi ganamos, pero CASI ganar no es ganar. Estuvimos dos veces apunto de ensayar, en cambio los otros ensayaron dos veces. Recuerdo el primero, estábamos cerca de la línea de ensayo contraria, melé no disputada a favor de ellos, la coge un jugador, pega una patada fuerte, sale disparado como un rayo, posiblemente el jugador más rápido del torneo agarra la pelota y ensaya. Estuvimos apunto de empatar, presionando hasta arriba, pero fallos en los pases finales nos impidieron ganar, un ensayo más y el partido estaba sentenciado. En este partido se fraguó la estrategia básica del equipo, el equipo me la pasaba y yo corría hacia el contrario, haciendo mucho daño con mis percusiones. En este partido fui realmente consciente de lo que era capaz de hacer, tenía una superioridad física prácticamente ante cualquier jugador, y sabía como utilizarla. 112 kilos corriendo y chocando de forma eficaz, tenía una fuerza de impacto realmente significativa.

Acabó el partido, y el dolor del pie izquierdo había aumentado mucho. Casi no podía andar. Me recomendaron que no jugara, que me quedara quieto. Yo me negué en rotundo. Llevaba más de dos años queriendo jugar a rugby, y lo estaba haciendo y además bien. Me estaba divirtiendo muchísimo, estaba disfrutando, traspasando el límite del sobreesfuerzo y del entusiasmo. Estaba más convencido que nuca de que tenía que acabar ese torneo, tenía que jugar el último partido.

En el descanso hablé con el subcapitán, ahora capitán del Correcaminos Samuel Duran. Me aconsejó que cuando cuando cogiera el balón y percutiese entre la defensa rival, con la mano libre le pegara en la cara y lo apartara de mi trayectoria. Fue el mejor consejo que me pudo dar. Nuestro siguiente y último partido era contra Farmacia, el duelo era interesante, casi formamos un mismo equipo.

Sacamos de centro, cogieron el pasaron un par de veces y cometieron avant. Sacamos la melé y como siempre en el torneo la estrategia estaba clara, yo cogía el balón y me chocaba. Pero aquella vez fue especial, espectacular dijeron algunos. Conforme corría hacia al frente, un primer defensor venía de cara, pesaría entorno al doble que él y mediría unos 20 cm más. Yo recordé lo que me había enseñado Samuel anteriormente, conforme vino lo aparté de mi trayectoria con un manotazo, recuerdo que cayó de culo. Seguí corriendo unos pocos metros más, y un segundo defensor intentó placarme. Otra vez me desice del defensor igual, manotazo en al cara pero este no cayó, tenía un par de metros de ventaja hasta que pudo recuperarse. un tercer jugador vino, no pude cambiarme el balón de mano, con lo que le plaqué yo mismo, golpeándolo con mi hombro, este cayó hacia atrás, pero el jugador anterior me pillo una pierna, y entre los dos me reducieron. Yo puede pasar el balón, y con un par de pases entre mis compañeros conseguimos nuestro primer ensayo. Cuando me levanté, vi a todo mi equipo del Correcaminos aplaudiéndome, toda la banda gritando ante aquella jugada. Por aquel momento no fuiconsciente de lo que había hecho o dejado de hacer en aquella jugada, pero luego me enteré que había sido una grandísima jugada, incluso algunos la calificaron como la mejor jugada del torneo.

Recuerdo que durante todo el partido hicimos lo mismo, me pasaban el balón y yo decidía hacia donde se jugaba. No llegué a ensayar, pero siempre daba el ultimo pase, una vez me quede a 2 metros del ensayo, Alberto remató la jugada. Recuerdo que cada carrera con el balón era un sobre esfuerzo, cada vez que se paraba el partido no podía resentirme del dolor, prácticamente no podía andar. La jugada que más me marcó ne todo el torneo fue demoledora. Aprendí mucho del juego y de mí mismo en aquellos instantes. Recibí el balón y me lancé confiando de mi peso hacia el defensor, no intenté esquivarlo, sólo chocar y destrozarlo. Eso hubiera sido suficiente si hubiera cogido una buena velocidad, cosa que me fue imposible con el dolor en el pie, además, era un jugador muy experimentado, había jugado desde pequeño al rugby. Conforme nos chocábamos, él se puso muy bajo y flexionado, me levanto en el aire y me estampo contra el suelo, en una zona sin césped (cosas que era muy probable). Me resentí por todo el cuerpo, un gran dolor en el lumbago, zona en la que me golpeé primeramente apareció. Creía que no me podía levantar de allí. Se podría decir que prácticamente todos los golpes que propino y recibió mi equipo recayeron sobre mi cuerpo. Estaba totalmente dolorido. No sé cuanto tiempo pasó, pero creía que no me levantaba. Pero, pensé que había llegado hasta allí dolorido, que un golpe doloroso no podía para esto. Daba igual que me retiraba, el marcador estaba muy a nuestro favor y quedaba poco tiempo. Respiré hondo y me levanté. Acabé el partido, todo eran felicitaciones. Pero estaba realmente dolorido. No podía andar, tenía el tendón inflamado. Me fuí antes de poder ver la final que ganó Inef contra caminos.

Aquella tarde había quedado con Luna para acompañarla al traumatólogo, por un dolor que le había causado yo mismo. De paso yo me miré lo mío. Me pusieron un vendaje pero que el que llevaba y además un mal diagnóstico. Para colmo perdí el móvil. El resultado del torneo fue una tendinitis que me apartó de cualquier actividad durante mas de 3 meses. Fue divertido llevar bastón. Muchas veces me pregunto si mereció la pena el esfuerzo, si mereció la pena dejarse la piel, mi salud en el campo, cada día lo tengo más claro, fue unos de los mejores días de mi vida.

Y hoy 10 de febrero de 2011, tras superar una enfermedad que me ha impedido volver a jugar al rugby, sueño más que nunca el poder volver a jugar el Torneo Rector y el Veteranos-Novatos (que no puede jugar por la lesión y por la boda de mi prima). Y tengo la esperanza, de poder sentirme tan bien en el campo y poder de disfrutar del magnífico deporte que es el rugby.

Nos vemos pronto en el campo.

2 comentarios:

  1. Muy buena señorito! Espero verle muuuuy pronto en los terrenos de juego!!! Un besazo!!!

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  2. Soy shaggy !
    bartooo me encanta !! y la mejor noticia de todas es tenerte otra vez entre nosotros y disfrutar de tu simpatia y garra en el campo y fuera de el.

    Un abrazooo y espero tomarme una cerveza contigo pronto! y sin el bastón, querido House xD

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