jueves, 5 de mayo de 2011

Cuestiones sobre la injusticia

Recientemente he leído este articulo en PlosBiology de Katarina Gospic, autora principal del estudio e investigadora en el Instituto Karolinska de Estocolmo (Suecia):

http://www.plosbiology.org/article/info%3Adoi%2F10.1371%2Fjournal.pbio.1001054

Este estudio europeo ha propuesto que la respuesta ante situaciones injusticias se producen de manera automática por un aumento de la actividad en la amígdala cerebral.

El estudio se ha realizado con 35 personas. Consistía en que a uno de ellos se le proponía dividir una suma de dinero (por ejemplo 100 coronas) como dispusiera en dos partes, una para él y otra para una segunda persona. Esta segunda podía aceptar el dinero o rechazarlo perdiendo ambos el dinero. Las investigaciones han concluido que cuando se elegía repartir 50 coronas para cada uno, el segundo las aceptaba porque lo consideraba justo. Pero si el primero decidía repartirlo 80-20 a su beneficio, el otro que lo consideraba injusto y en casi la mitad de las ocasiones rechazaba la propuesta aun perdiendo 20 coronas. La agresividad de los hombres en situaciones injustas es mayor que la de las mujeres.


Gracias a las resonancias magnéticas funcionales (fMRI) los investigadores han descubierto que el área del cerebro que se encarga de regular las decisiones financieras no son ni el área de la corteza prefrontal ni la ínsula sino la amígdala, como sugerían estudios anteriores. La amígdala regula las sensaciones del miedo y la ira, además de la reacción ante la injusticia.

El estudio demuestra que ante situaciones injustas crece el aumento de la actividad en la amígdala, rechazando la propuesta en el mayor de los casos. Sin embargo, si se administra un tranquilizante que regula la actividad en la amígdala -benzodiazepina-, ante una misma situación injusta aceptaban el dinero por muy poco que fuera.



-CONSECUENCIAS ÉTICAS CLARAS-

Ciertos medicamentos pueden afectar a nuestras decisiones cotidianas si afectan a esta área. Imaginad que un individuo que sea tratado con estos psicofármacos carece de sentido de la justicia. Si todo le parece bien o simplemente es indiferente ante la injusticia, ¿a qué le va a llevar a esto?

Imaginad un gobierno que administre psicofármacos a sus ciudadanos, imaginad un tratante de blancas que medique -si se puede llamar así- a sus exclavas  sexuales. Imaginad un dictador que "psicotropice" el aire.

Se me ocurren muchas más, y cada una más desvariada que la anterior. Sin capacidad de distinguir lo justo de lo injusto, primero te mangonean y después puedes ser un completo irresponsable. A veces me pregunto por qué no reaccionamos, por qué perdemos nuestra capacidad de indignarnos, por qué nos acomodamos en nuestros sofás mientras vemos el fútbol.

Posiblemente nuestro estilo de vida sea, en cierto modo, un calmante de nuestra amígdala. Puede que los mecanismos de poder manejen mejor a sus ciudadanos calmando sus glándulas del miedo y la ira. Si nos venden seguridad y un futuro estable, todo correcto; pero cuando el cuento de hadas acaba nuestra glándula indignada se despierta. ¡Quizás sea una buena época para que suene el despertador!

No hay comentarios:

Publicar un comentario