miércoles, 18 de mayo de 2011

El devenir de mi locura

Hace tiempo que me siento menos poeta y lo hecho de menos. Hecho en falta todo ese amasijo de doble sentidos y de sentido ocultos que podemos construir con palabras. Hoy es noche de insomnio. Quizás sea por mi cefalea, por ver como el tiempo se me escapa entre mis manos, por la noche tan silenciosa que sólo algunos jóvenes borrachuzos rompen en la lejanía.

A veces, siento que debe haber algún sentido que explique todo, alguna noción que materialice la relaidad en comprensible. Pero lejos de aquí, de mi teclado y de la soledad de la noche de Granada, uno piensa que esa sensación se vuelve una necesidad. Posiblemente Platón y todo lo posterior tenía este sentimiento. Quizás el ser humano necesite una explicación para todo, un motivo. Puede que me pierda en este camino de idas y venidas, pero ¿se necesita algún motivo más para vivir que la propia vida? No lo sé y no sé si quiero descubrirlo.

Paso a paso veo como mi último yo deja paso a mi yo actual, y como este es el predecesor a mi siente yo. El yo pasado se construye desde el presente y en comparación con el este se busca un yo futuro que puede o no puede materializarse.


Creo que hoy estoy divagando de verdad. Drogado estaré de incertidumbre. No sé lo que ocurre en el mundo. En la Edad Media el cambio apenas se apreciaba, era todo demasiado estático. Pero hoy día, somos capaces de saber lo que pasa en la Puerta de Sol en directo y saber que están acampando por luchar por y en contra de una idea. Pensamiento crítico. ¿Algún día seré un buen librepensador (en la medida que se puede ser libre pensador)? Ojalá. Creo que aun me queda mucho esfuerzo y horas que no invierto por la causa.


Cada día que pasa me siento más minúsculo en este océano de realidades. ¡Qué grandes nos creemos en la adolescencia y que nada que somos en realidad! Supongo que poco a poco las personas con dos dedos de frente se sentirán igual que yo. Es curioso, pero sólo en las noche de soledad me siento más libre conmigo y mis pensamientos. Quizás sea hora de aprender a pensar en compañía, porque sino mis relaciones  personales o mi mente no van a llegar muy lejos. Es interesante pensar que debe haber una justa medida para todo. Siempre me pregunto si habrá una fórmula que responda a todas esas preguntas. ¿Dónde está la perfección en lo privado y lo público?  Quiero creer que no hace falta sacrificar nada importante en la vida (prejuicio que debería eliminar).

Me encanta divagar, y a demás estoy relativamente contento de los cambios que he realizado esta noche de insomnio. Ya parece un blog más serio, o por lo menos más cuidado.

Tengo la sensación de que aquí a un tiempo se hablará y mucho del 15M, creo que estamos llegando a un punto sin retorno, es como cuando una gusano termina su capullo, ya es inevitable que salga como mariposa de él (a no ser que quiera estar muerta).

Que radical suena decir un punto sin retorno, pero no hay nada más real como eso. Nos debemos a los quehaceres de la casualidad, algunos dirían: "ya, pero se pueden dar las mismas condiciones para que algo ocurra". Sí, por supuesto, pero si quieres defender una doctrina del eterno retorno felicidades, eso no tiene nada de importancia en tu decisión y en como acontece todo. "El acontecer de los aconteceres es el fin de los aconteceres" creo. No sé ni lo que llevo escrito, ni me importa. Hoy no tengo ganas de hacer algo para los demás, hoy escribo para mí. Con la única pega de que también lo leerán los demás pero bueno, el mundo no es perfecto.


¿Por qué no lucho por lo que creo? No lo sé. Posiblemente sea demasiado cobarde o acomodado como para hacerlo. Tengo la costumbre de decir cuando me enfrento a alguien: "¡Cuidado conmigo! ¡Que no tengo nada que perder! ¡Que estudio filosofía!". Pero más allá de la broma, puede que haya alguna pizca de sabiduría en lo cotidiano de esa frase. Realmente no lucho por lo que me importa porque lo puedo perder todo, y utilizando términos aristotélicos, todo incluso aquello que está en potencia en mí que ya son palabras mayores y aún así, me doy cuenta de que no soy nada. Este juego dialéctico en su desarrollo, es la calve de todo y de nada. En cualquier decisión que tomo, por tonta, facilona o simple que sea nos lo jugamos todo y nada. Parece una contradicción en sí misma pero no lo es. Quizás tenga más miedo de saber que no puedo perder nada, a descubrir que lo he perdido todo.

Siento una mezcla entre enfado y orgullo por mí mismo. Sé, quiero  y (quizás también) debo luchar por lo que creo pero no lo hago. Ahora mismo en las calles de la gente protesta en pro de su futuro, por asegurarse las propias condiciones de posibilidad de su propia existencia futura. Luchan con un este endemoniado, manipulador y corrupto en sí mismo, al cual no se le puede poner cabeza o si la tiene es demasida grande como para construir una guadaña y cortársela.

¿En qué mundo vivimos? Sólo puedo contestarme una cosa: "Bartolomé, sí tú, el que miras la pantalla con cara indiferente y estas tecleando poco a poco estas líneas, tienes que intentar hacer algo que transcienda de verdad, tienes que luchar por algo que germina en ti, Bartolomé, sí tú, miraté. ¿Quién eres? ¿Qué quieres? ¿Qué vas ha hacer? Bartolomé recuerda lo que escribías en aquellas horas de tutoría en 4 de la ESO, recuerda las estupideces que escribías para llamar la atención de la tutora, ¡normal que no te hable!¡Pensará que estás loco! Pero eso no te importa, no te importa para nada, puede que lo estés o no lo estés, pero no importa, tienes que hacer lo que en tu cabeza empieza a brillar, Bartolomé, sí tú, sabes que lo puedes hacer, de hecho lo estás haciendo, sólo te falta creértelo, sólo te falta hacerlo. Sabes que es la única oportunidad de superar tu complejo de mesías, tienes que conquistar el mundo, tienes que hacer que tus actos transcienda hasta en los puntos del mapa desconocidos. Bartolomé, sí tú, el mundo necesita que compartas tus ideas, el mundo necesita que escriba tu libro. 

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