martes, 12 de marzo de 2013

La necedad del éxito

A mis queridos, os voy a confesar uno de mis grandes secretos, cómo convencer a un concejal para que apoye una iniciativa o proyecto que presentas. La clave está en que nunca puedes presentar solo uno, y que los que acompañan a tu proyecto deseado tienen que ser disparatadamente intelectuales, fuera de lugar y medida. La cosa es, que cuando el concejal escucha el proyecto desmedido, puede pensar que parece un buen proyecto -o lo que sea- pero lo rechazará con algún tipo de discurso de dudosa coherencia.  Entonces que ocurre, que cuando presentas el proyecto que realmente quieres hacer le parece mucho más cercano, viable y coherente, y en definitiva lo acaba aceptando. Para que quede claro, por muy malo que sea parecerá mucho mejor al crear una atmósfera en la que facilita que tu idea reluzca entre la mierda. Así de fácil, ¿quién quiere amigos teniendo políticos? Su cuestionable capacidad crítica se ve reflejada en una necesidad imperiosa de agradar. Es lamentable como con un truco de truhán barato se consiga cosas que afecta de forma más o menos relevante al dinero público. No me quiero quitar mérito, pero sí asentar un espacio de crítica de cómo funcionan las cosas, no es que funcionen mal, es que los que tienen que hacer que funcione anda corto de miras. Para todos aquellos preguntones que tanto se cuestionaba por ese éxito -efímero, pequeño y relativo a mi juicio- vuestras dudas están contestadas. Os aconsejo que por muy disparatada que sea vuestra idea proponerla, luchar por ella, trabajarla, la vida tiene muchas puertas de entrada y de salido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario