martes, 18 de junio de 2013

Jovellanos, pensador ilustrado español.


Este artículo es un resumen de la introducción del magnífico libro de Lara Nieto. Aquí, podemos encontrar un acercamiento rápido pero detallado del pensamiento de Jovellanos. 


Ilustración Española y Pensamiento Inglés: Jovellanos. LARA NIETO, María del Carmen. Universidad de Granada, 2008.


La pretensión del libro es hacer un estudio de «cómo se recibe, asimila y transforma» (P.1) la filosofía inglesa por parte de Jovellanos como representante de la tradición española ilustrada, generando una síntesis peculiar entre la coyuntura española y las ideas anglófilas que da como resultado un pensamiento genuino español ilustrado.

A continuación se hace sistemáticamente un pequeño resumen a modo de introducción de cada una de las partes que compondrá más ampliamente el conjunto de la obra. Así la primera parte, titulada “Cuestiones generales”, «presenta una panorámica histórica, cultural y filosófica del setecientos español» (P. 1), que constituye una aproximación a la filosofía de la Ilustración, realizando una exposición de sus rasgos más importantes, así como una relación crítica de las diferentes interpretaciones que se han hecho. En el capitulo se llega a la conclusión de que hay un pensamiento ilustrado genuino español, en contra de las concepciones negativas de su existencia, defendidas por autores como Menéndez y Pelayo u Ortega y Gasset.
Aunque se asimilen los pensamientos ingleses desde la tradición española, esto no supone una pérdida de los valores burgueses tradicionales de la ilustración como la eficiencia, el trabajo o la utilidad, aunque sí se puede decir que en materias como la económica España por sus condiciones estructurales se distancia al resto de Europa. La introducción del pensamiento ilustrado en España marca unas dinámicas con un horizonte que culmina con la constitución de Cádiz. Con estos hechos, hay que reconocerle a la tradición ilustrada española un papel configurador en la historia española.
La última parte de la sección primera constituiría una presentación del pensamiento de Jovellanos como un autor que fue capaz de articular de forma novedosa y transformadora el pensamiento de ideas abstractas inglesas con la tradición humanista española.




La segunda parte de la obra constituiría un análisis de la consideración epistemológica en el siglo XVII español. Jovellanos es consciente de que la epistemología es la disciplina que marcan las directrices de cualquier replanteamiento de la realidad. Además, es partidario de hacer una caracterización de la naturaleza de la razón, la cuestión antropológica de corte experimental se convierte en el primer paso hacia una Ontología nacida de la epistemología como ciencia primera. Con el giro lingüístico se instaura la reflexión sobre la naturaleza del lenguaje, ocupándose Jovellanos desde una postura nominalista, que supone la base del sistema experimental lokeano, que constituye una de las influencias más importantes en su pensamiento.
Trabaja la relación pensamiento y lenguaje, haciendo una distinción entre un “gramática particular” y otra “gramática general”, esta última muy acorde con discursos universalistas como los de Descartes o Chomsky. Además Jovellanos se postula como uno de los antecesores de la filosofía analítica al considerar muchos problemas filosóficos como problemas lingüísticos. Por último, Jovellanos reconoce los límites del conocimiento, así como del criterio de verdad, para acabar afirmando que el lenguaje no es sólo algo instrumental, sino que también «son la concepción y análisis respecto de nuestras ideas» . Las conclusiones de este apartado epistemológico son importantes para justificar sus posturas políticas, que supone una de sus máximas preocupaciones.


La tercera parte abarca el ámbito ético, que constituye en la obra de Jovellanos una auténtica teoría ética. Su ejercicio de crítica más severa es dirección del déficit moral que había en la España de la época, que posiblemente sea un proceso que aún desde entonces no se haya solucionado, para ello, establece un sistema ético basado en la racionalidad y la justificación de la legitimidad de los hechos.
El compromiso ético de Jovellanos tiene una doble vertiente, una primera concreta del hecho moral y una segunda vertiente más genérica en donde repasa desde una perspectiva histórica la concepción ética. Este segundo apartado le instaura en una tradición puramente ilustrada que constituye un interés por la cuestión histórica, relacionada fuertemente con la temática humanista muy desarrolla tradicionalmente es España. Este proyecto histórico le hace hablar de los procesos constituyentes, de la nación española y de un proyecto de unificación total que nos recuerda al kantiano.
Dentro de su intento de fundamentar su postura ética encontramos un espacio para la reflexión entorno la felicidad como componente fundamental. Por último, como apartado novedoso en el pensamiento de Jovellanos encontramos una inclinación hacia una naturaleza sentimental y moral del hombre, en la que podemos encontrar una “facultad sentimental” con la que podemos captar valores morales.



La teoría política, muy ligada a su teoría ética y económica, constituye la cuarta parte de este libro. Sus posturas políticas fueron muy influyentes en la historia de España, muchos de los debates internos de Jovellanos radican en dar respuesta a los problemas que la sociedad le demandaba, siendo este original en sus respuestas. Su vida está muy ligada a cómo a influido su pensamiento, por ejemplo: su cautiverio en el castillo de Bellver o la renuncia a ser ministro del interior con José Napoleón I.
Sus decisiones siempre fueron tomadas desde una perspectiva racionalista ilustrada, que le da cuerpo y sentido a sus propuestas. Sus consideración epistémica de la política, así como de sus formas de darse coinciden con Adam Smith. En este camino Jovellanos propone «una disciplina que se ocupa de las fuentes de la prosperidad y trata sobre las medidas que pueden dejar expeditos los caminos para su prosecución. Prosperidad, en la que se concreta lo que debemos entender por felicidad […]: “el estado de abundancia y comodidades que debe procurar todo buen gobierno a sus individuos”» (P. 14-15).
Además, Jovellanos hace una distinción entre principios teóricos y su aplicación práctica, siguiendo la influencia historicista de Burke y Ferguson, con los que continúa afirmando que la razón puede reconocer los derechos naturales intrínsecos a la misma condición humana. La influencia de Ferguson en Jovellanos es incuestionable, en él encuentra la figura con la que es capaz de aunar la tradición liberal con la humanista clásica, que toma mucha fuerza desde entonces en el contexto español.
Otra gran influencia en Jovellanos es Locke, del que toma a través de la epistemología su concepto de sociedad civil, con el que abordará un estudio del término “interés” intentándole dar un aspecto más social y menos egoísta. Otra pieza fundamental es la figura del ciudadano, que junto a una ética cívica, se le fomente una actitud honrada, virtuosa, trabajadora y de apego a la vida pública, en la que hay que intentar conciliar aspectos como la propiedad, los intereses propios y las virtudes públicas. Uno de los textos fundamentales de Jovellanos en tema educativa es Memoria sobre educación pública en donde señala que la educación no es sola formadora de ciudadanos, sino también un arma contra la ignorancia y las imposturas.
Comparado muchas veces con Buke, Jovellanos hace un fuerte análisis crítico frente a los conceptos de libertad e igualdad que propugnaban la revolución francesa y que quedó plasmada en la Declaración de los Derechos del Hombre. Sobretodo critica el componente absolutista dogmática de estas propuestas.
Durante toda la obra se podrá ver le uso de un doble lenguaje o discurso por parte de Jovellanos, que supone una doble vertiente:una práctica y cercana a su tiempo y otra utópica ideal con fuerte carga de poética. En este aspecto, el tema que clausura las consideraciones políticas, es su filosofía de política constitucional. Se caracteriza por una perspectiva histórica, en la que se tiene en cuenta la realidad histórica de España, y que permite reformar bajo la perspectiva liberal una nueva constitución, esto se enfrenta a las planteamientos racionalistas abstractos de Thomas Paine. Jovellanos, se puede considerar el primer político del liberalismo conservador español, con una fuerte carga racional y cuyos objetivos liberales los resume Artola en: « “una constitución política”, un “código legal único” y “supresión de los fueros privilegiados”» (P.19).


La quinta parte se centra en la filosofía económica de Jovellanos que constituye un corpus en sentido no riguroso y se convierte en objeto de estudio se su evolución intelectual. Su pensamiento ha sido etiquetado de diferentes manera, debido a que su pensamiento está ligado a un aprendizaje continuo de la disciplina, fuertemente inspirada en Adam Smith. Es difícil ligar a Jovellanos a uno u otra escuela económica, como son la mercantilista o la fisiocrática, mezclada con el punto de inflexión que supuso la lectura de Jovellanos de Smith y su liberalismo económico que supuso una verdadera ruptura epistemológica con todo lo anterior. Por tanto, su filiación económica es problemática, ya que recurre de forma flexible a otras tesis de diferentes corrientes para explicar de mejor manera la realidad económica.
Unos de los conceptos que mayor significación se recoge en la obra económica de Jovellanos es el concepto de riqueza, muy ligada a la plenitud moral y a la búsqueda de la felicidad. Es interesante estas consideraciones porque Jovellanos se inscribe en un diagnóstico ilustrado de la decadencia de España por motivos económicos. Los pilares fundamental en donde radican la necesidad reformadora que genere un tejido riqueza es el interés y la libertad.
La consecuencia del pensamiento de Jovellanos es que la economía política se convierte en la ciencia primera del Estado. En el Informe sobre la reforma de la Ley Agraria hace una identificación entre razón y naturaleza que lo enmarca en una posición de derecho natural y que hace que lo califiquen dentro del grupo reformista radical. Además, dicho informe abre dos frentes: un inductivo a la hora de generalizar con los datos económicos y otro deductivo a partir de los principios naturales, en este lugar es donde apelará a los derechos naturales y se verá claramente sus influencias de Locke y Smith.
El siguiente paso en este apartado será hacer una valoración de conceptos como libertad que apelan al de interés como algo libre e instruido. Otra categoría que se estudiará es el de propiedad, que lo establece como un derecho natural justificado desde una postura mixta: entre la legitimidad de poseer libremente una propiedad y la necesidad en ciertos casos de la intervención del Estado en su regulación y concesión.
Toda la obra de Jovellanos y en particular la económica se mueve a dos niveles, una particular de dar medidas concretos y otro a largo plazo que constituye el sustrato utópico de su obra, en los que se centrará en los límites de la realidad social económica. Por último finaliza este epígrafe con un estudio dedicado a la problemática agraria.



El apartado más extenso de la obra es el apartado seis dedicado a la educación, que es viva imagen de la gran preocupación y relevancia que le conferían los ilustrado a la temática pedagógica, caracterizándola como la materia que hay que desarrollar para el avance social de todas las demás. El optimismo pedagógico creó una “efervescencia pedagógica” en la que se consideraba a la educación como la panacea a todos los problemas. Por esta razón, se ve clara la apuesta por un fomento de la educación en diversos órdenes de la sociedad que Jovellanos propone frente a la crisis económica que España estaba sufriendo. La Teoría jovellana de la educación goza de un corpus estructurado en la que se destacan diferentes tipos de preocupaciones y escritos. Todo esto fue posible gracias a la extensa literatura pedagógica que Jovellanos manejó entre la que podemos destacar a Locke, Rousseau, Condorcet o Burke, entre otros. Su proyecto goza de una personalidad propia, en la que señala que la instrucción de los ciudadanos es la fuente de la que emana la prosperidad de todos los pueblos. En esta línea, Jovellanos busca, con tintes utópicos, la consecución de una nación ilustrada. Además, la vía acceso radica en al instrucción individual como camino hacia la felicidad, y una vez conseguida la felicidad individual esta, repercutirá posteriormente en la social.
Dentro de la pedagogía quiere poner orden dentro de diferentes conceptos. Parte de una reflexión antropológica en la que distingue que el ser humano frente al animal es un ser abierto que se mueve por la doble necesidad creada por la experiencia y la observación. Aquí, también señala la diferencia entre aprendizaje y educación que la articula diciendo que la educación es el resultado de un proceso de adoctrinamiento. Apunta también, a la importancia de la investigación colectiva como algo característico de las sociedades instruidas, frente al papel del autodidacta.
La apuesta ilustrada señala claramente a la formación de un hombre que desde su interioridad se fabrica a sí mismo, en el camino de la búsqueda de una nueva forma de subjetividad. Hay una nueva concepción de la definición de educación en la que nos encontramos: (1) posibilidad de conocimiento científico -faceta racional- (2) búsqueda de los saberes humanísticos -faceta espiritual- (3) asimilar un número de verdades sentimentales -faceta sentimental- (4) perfeccionamiento moral -faceta moral-.
Unos de los campos en los que más se esforzó fue en encontrar y revalorizar los llamado conocimientos útiles, en la que se incorpora una crítica a la universidad como institución como algo academicista y cerrado sobre sí misma. Otra pretensión de Jovellanos era europeizar España para acabar con la crisis secular, con un intento de defender el respeto a a la libertad del trabajo y de la enseñanza técnica.
En sus estudios sobre la educación técnica, en el que podemos encontrar su Informe sobre la Ley Agraria se distingue dos vías para aplicar dicha educación técnica. Una primera es educar a los propietarios, creando en teoría escuelas elitistas en la que acudían los nobles, pero que en la práctica estaba abierta a cualquier persona capaz y preparada. El otro camino era la educación letrada de los labradores, en la que se les entregaría unas “cartillas rústicas” en las que se le explicasen las nuevas mejoras y conocimientos descubiertos en la explotación agrícola. Dentro de las diferentes escuelas técnicas propone el taller-escuela y la fábrica-escuela en donde se ensañase “Los principios técnicos de cada arte”. Así crea nuevas instituciones de enseñanza y además, reparte diferentes propuestas novedosas en las ya existentes. Aún así, los ilustrados no depositaban todas sus esperanzas en las instituciones educativas, sino las complementaban con otros espacios como jardines botánicos, observatorios astronómicos, tertulias, prensa...
Era un defensor de la conservación del medio natural y de su explotación, y esto lo ligaba a la experiencia estética y a una mirada económica del medio. Siguiendo una visión providencialista, consideraba la naturaleza como un equilibro armonioso impregnado de valores estéticos que nosotros no deberíamos alterar. Por este motivo generó planes para la reforestación de zonas erosionadas y el cuidado y mantenimiento de los montes, generando así una concienciación ecológica.
Otro tema importante del que habla Jovellanos es su elevado interés por la historia, reinterpretando el papel de las ciencias sociales desde una perspectiva historicista. Mediante sus estudios históricos busca una deligitimación de prejuicios o patologías sociales que a su juicio influían negativamente en la sociedad. Un caso concreto es su posición frente a la mujer, en la que defiende su derecho a la educación y la necesidad de su inserción en la vida pública. Su perspectiva histórica de la filosofía apunta a una concepción humanista ilustrada con la que se intenta revalorizar la formación moral del ciudadano, en consecuencia de esto fue el primero de utilizar el término de educación cívica en literatura española, en la que no se pretendía una mera instrucción sino que pretendía «favorecer el raciocinio, la argumentación moral, el examen crítico de las creencias y su fundamentación, único ejercicio que puede garantizar el compromiso práctico, positivo y maduro del ciudadano; haciendo frente a cualquier impostura del poder político o de cualquier otra instancia de coacción, mediante el uso público de la razón. Sólo a través de ejercicio público podemos realmente dar contenido al desideratum último del proyecto ilustrado: la libertad.» (P.31).
Por último se señala la doble vertiente de la educación moral, por un lado con el conocimiento de los principios morales y por otro lado con una revalorización de un sentimiento moral, que se simboliza en la facilidad que tiene el teatro para crearlo. Jovellanos comparte la idea platónica de que el arte debe cumplir un papel moralizante en la sociedad. La última parte de este apartado hace referencia a los diferentes programas de enseñanza que propone Jovellanos, en la se expone sus diferentes planes de estudios.


La Séptima y última parte del libro hace referencia a la teoría estética de Jovellanos. Se trata del apartado más novedoso y menos conocido del pensador, siendo una refutación a la idea de que en España nunca ha habido un desarrollo sistemático, serio y genuino de la reflexión en torno al arte. Jovellanos tenia un conocimiento paronámico de la estética del siglo XVIII, era conocedor del clasicismo francés, el empirismo inglés y de una corriente que caracterizaba la experiencia estética como autónoma, en la que se relaciona el fenómeno estético con la imaginación. Todas estas visiones las asume y las supera en sus reflexiones, en la que podemos encontrar un recorrido desde el neoclásico hasta una estética prerromántica.
Analizó conceptos como grandeza, novedad, belleza o sublime. Todo esto está muy enlazado con su admiración por Velázquez y su revalorización del componente sentimental del arte sin abdicar de la razón. El pensamiento estético jovellano, con un fuerte sustrato anglófono, constituye un pensamiento sólido y propio, en la que se establece una variación muy próxima a la tesis de Hutcheson en la que propone una “facultad sentimental” en la que se liga los principios éticos con cierta sensibilidad estética.

La obra acaba con dos repositorios bibliográficos y un anexo.



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