lunes, 31 de marzo de 2014

Carta al viajero que se fue



La promesa de todo buen viajero no es que volverá, sino que ocurra lo que ocurra seguirá caminando; volver no será posible: las personas no son de piedra, los caminos no son verbo.

Ten por seguro que los compañeros de viaje son tanto o más importante que el camino. Puede que la tristeza te inunde, fiera y rabiosa, cuando se vayan; también es posible que en tu mochila lleves la nostalgia cuando te vayas; pero debo recordarte una vez más tu promesa, nuestra promesa: cuida tu camino y cuidarás a tu tierra.

La tierra es el vínculo que nos une al mundo que compartimos, y si no valoramos la tierra que pisamos, estamos descuidando nuestro compromiso por el mundo.

Florece todo aquello que se cuida; Todo viajero debe cuidarse. Cuidarse, cuidarte, cuidarnos...

Y aunque haya mares de por medio, somos fruto de nuestro camino; tiemblo por el día en el que se vuelvan a cruzar.

Muchos pensarán que estas palabras son fruto del desconsuelo, pero pocos entenderán que es una carta a la esperaza. La esperanza de que siempre habrá otro camino.


No hay comentarios:

Publicar un comentario