Este artículo es un resumen de la introducción del magnífico libro de Lara Nieto. Aquí, podemos encontrar un acercamiento rápido pero detallado del pensamiento de Jovellanos.
Ilustración
Española y Pensamiento Inglés: Jovellanos. LARA NIETO, María
del Carmen. Universidad de Granada, 2008.
La
pretensión del libro es hacer un estudio de «cómo
se recibe, asimila y transforma»
(P.1) la filosofía
inglesa por parte de Jovellanos como representante de la tradición
española ilustrada, generando una síntesis peculiar entre la
coyuntura española y las ideas anglófilas que da como resultado un
pensamiento genuino español ilustrado.
A continuación se hace sistemáticamente un pequeño resumen a modo de
introducción de cada una de las partes que compondrá más
ampliamente el conjunto de la obra. Así la primera parte, titulada
“Cuestiones generales”, «presenta
una panorámica histórica, cultural y filosófica del setecientos
español» (P. 1), que
constituye una aproximación a la filosofía de la Ilustración,
realizando una exposición de sus rasgos más importantes, así como
una relación crítica de las diferentes interpretaciones que se han
hecho. En el capitulo se llega a la conclusión de que hay un
pensamiento ilustrado genuino español, en contra de las concepciones
negativas de su existencia, defendidas por autores como Menéndez y
Pelayo u Ortega y Gasset.
Aunque
se asimilen los pensamientos ingleses desde la tradición española,
esto no supone una pérdida de los valores burgueses tradicionales de
la ilustración como la eficiencia, el trabajo o la utilidad, aunque
sí se puede decir que en materias como la económica España por sus
condiciones estructurales se distancia al resto de Europa. La
introducción del pensamiento ilustrado en España marca unas
dinámicas con un horizonte que culmina con la constitución de
Cádiz. Con estos hechos, hay que reconocerle a la tradición
ilustrada española un papel configurador en la historia española.
La última parte de la sección primera constituiría una
presentación del pensamiento de Jovellanos como un autor que fue
capaz de articular de forma novedosa y transformadora el pensamiento
de ideas abstractas inglesas con la tradición humanista española.
La
segunda parte de la obra constituiría un análisis de la
consideración epistemológica en el siglo XVII español. Jovellanos
es consciente de que la epistemología es la disciplina que
marcan las directrices de cualquier replanteamiento de la realidad.
Además, es partidario de hacer una caracterización de la naturaleza
de la razón, la cuestión antropológica de corte experimental se
convierte en el primer paso hacia una Ontología nacida de la
epistemología como ciencia primera. Con el giro lingüístico se
instaura la reflexión sobre la naturaleza del lenguaje, ocupándose
Jovellanos desde una postura nominalista, que supone la base del
sistema experimental lokeano, que constituye una de las influencias
más importantes en su pensamiento.
Trabaja
la relación pensamiento y lenguaje, haciendo una distinción entre
un “gramática particular” y otra “gramática general”, esta
última muy acorde con discursos universalistas como los de Descartes
o Chomsky. Además Jovellanos se postula como uno de los antecesores
de la filosofía analítica al considerar muchos problemas
filosóficos como problemas lingüísticos. Por último, Jovellanos
reconoce los límites del conocimiento, así como del criterio de
verdad, para acabar afirmando que el lenguaje no es sólo algo
instrumental, sino que también «son
la concepción y análisis respecto de nuestras ideas»
. Las conclusiones de este apartado epistemológico son
importantes para justificar sus posturas políticas, que supone una
de sus máximas preocupaciones.
La
tercera parte abarca el ámbito ético, que constituye en la obra de
Jovellanos una auténtica teoría
ética. Su ejercicio de crítica más severa es dirección
del déficit moral que había en la España de la época, que
posiblemente sea un proceso que aún desde entonces no se haya
solucionado, para ello, establece un sistema ético basado en la
racionalidad y la justificación de la legitimidad de los hechos.
El
compromiso ético de Jovellanos tiene una doble vertiente, una
primera concreta del hecho moral y una segunda vertiente más
genérica en donde repasa desde una perspectiva histórica la
concepción ética. Este segundo apartado le instaura en una
tradición puramente ilustrada que constituye un interés por la
cuestión histórica, relacionada fuertemente con la temática
humanista muy desarrolla tradicionalmente es España. Este proyecto
histórico le hace hablar de los procesos constituyentes, de la
nación española y de un proyecto de unificación total que nos
recuerda al kantiano.
Dentro de su intento de fundamentar su postura ética encontramos un
espacio para la reflexión entorno la felicidad como componente
fundamental. Por último, como apartado novedoso en el pensamiento de
Jovellanos encontramos una inclinación hacia una naturaleza
sentimental y moral del hombre, en la que podemos encontrar una
“facultad sentimental” con la que podemos captar valores morales.
La
teoría política, muy ligada a su teoría ética y económica,
constituye la cuarta parte de este libro. Sus posturas políticas
fueron muy influyentes en la historia de España, muchos de los
debates internos de Jovellanos radican en dar respuesta a los
problemas que la sociedad le demandaba, siendo este original en sus
respuestas. Su vida está muy ligada a cómo a influido su
pensamiento, por ejemplo: su cautiverio en el castillo de Bellver o
la renuncia a ser ministro del interior con José Napoleón I.
Sus
decisiones siempre fueron tomadas desde una perspectiva racionalista
ilustrada, que le da cuerpo y sentido a sus propuestas. Sus
consideración epistémica de la política, así como de sus formas
de darse coinciden con Adam Smith. En este camino Jovellanos propone
«una disciplina que se
ocupa de las fuentes de la prosperidad y trata sobre las medidas que
pueden dejar expeditos los caminos para su prosecución. Prosperidad,
en la que se concreta lo que debemos entender por felicidad […]:
“el estado de abundancia y comodidades que debe procurar todo buen
gobierno a sus individuos”»
(P. 14-15).
Además,
Jovellanos hace una distinción entre principios teóricos y su
aplicación práctica, siguiendo la influencia historicista de Burke
y Ferguson, con los que continúa afirmando que la razón puede
reconocer los derechos naturales intrínsecos a la misma condición
humana. La influencia de Ferguson en Jovellanos es incuestionable,
en él encuentra la figura con la que es capaz de aunar la tradición
liberal con la humanista clásica, que toma mucha fuerza desde
entonces en el contexto español.
Otra gran influencia en Jovellanos es Locke, del que toma a través
de la epistemología su concepto de sociedad civil, con el que
abordará un estudio del término “interés” intentándole dar un
aspecto más social y menos egoísta. Otra pieza fundamental es la
figura del ciudadano, que junto a una ética cívica, se le fomente
una actitud honrada, virtuosa, trabajadora y de apego a la vida
pública, en la que hay que intentar conciliar aspectos como la
propiedad, los intereses propios y las virtudes públicas. Uno de los
textos fundamentales de Jovellanos en tema educativa es Memoria
sobre educación pública en
donde señala que la educación no es sola formadora de ciudadanos,
sino también un arma contra la ignorancia y las imposturas.
Comparado
muchas veces con Buke, Jovellanos hace un fuerte análisis crítico
frente a los conceptos de libertad e igualdad que propugnaban la
revolución francesa y que quedó plasmada en la Declaración de los
Derechos del Hombre. Sobretodo critica el componente absolutista
dogmática de estas propuestas.
Durante
toda la obra se podrá ver le uso de un doble lenguaje o discurso por
parte de Jovellanos, que supone una doble vertiente:una práctica y
cercana a su tiempo y otra utópica ideal con fuerte carga de
poética. En este aspecto, el tema que clausura las consideraciones
políticas, es su filosofía de política constitucional. Se
caracteriza por una perspectiva histórica, en la que se tiene en
cuenta la realidad histórica de España, y que permite reformar bajo
la perspectiva liberal una nueva constitución, esto se enfrenta a
las planteamientos racionalistas abstractos de Thomas Paine.
Jovellanos, se puede considerar el primer político del liberalismo
conservador español, con una fuerte carga racional y cuyos objetivos
liberales los resume Artola en: «
“una constitución política”, un “código legal único”
y “supresión de los fueros privilegiados”»
(P.19).
La
quinta parte se centra en la filosofía económica de
Jovellanos que constituye un corpus en sentido no riguroso y se
convierte en objeto de estudio se su evolución intelectual. Su
pensamiento ha sido etiquetado de diferentes manera, debido a que su
pensamiento está ligado a un aprendizaje continuo de la disciplina,
fuertemente inspirada en Adam Smith. Es difícil ligar a Jovellanos a
uno u otra escuela económica, como son la mercantilista o la
fisiocrática, mezclada con el punto de inflexión que supuso la
lectura de Jovellanos de Smith y su liberalismo económico que supuso
una verdadera ruptura epistemológica con todo lo anterior. Por
tanto, su filiación económica es problemática, ya que recurre de
forma flexible a otras tesis de diferentes corrientes para explicar
de mejor manera la realidad económica.
Unos
de los conceptos que mayor significación se recoge en la obra
económica de Jovellanos es el concepto de riqueza, muy ligada a la
plenitud moral y a la búsqueda de la felicidad. Es interesante estas
consideraciones porque Jovellanos se inscribe en un diagnóstico
ilustrado de la decadencia de España por motivos económicos. Los
pilares fundamental en donde radican la necesidad reformadora que
genere un tejido riqueza es el interés y la libertad.
La consecuencia del pensamiento de Jovellanos es que la economía
política se convierte en la ciencia primera del Estado. En el
Informe sobre la reforma de la Ley Agraria
hace una identificación entre razón y naturaleza que lo enmarca en
una posición de derecho natural y que hace que lo califiquen dentro
del grupo reformista radical. Además, dicho informe abre dos
frentes: un inductivo a la hora de generalizar con los datos
económicos y otro deductivo a partir de los principios naturales, en
este lugar es donde apelará a los derechos naturales y se verá
claramente sus influencias de Locke y Smith.
El
siguiente paso en este apartado será hacer una valoración de
conceptos como libertad que apelan al de interés como algo libre e
instruido. Otra categoría que se estudiará es el de propiedad, que
lo establece como un derecho natural justificado desde una postura
mixta: entre la legitimidad de poseer libremente una propiedad y la
necesidad en ciertos casos de la intervención del Estado en su
regulación y concesión.
Toda
la obra de Jovellanos y en particular la económica se mueve a dos
niveles, una particular de dar medidas concretos y otro a largo plazo
que constituye el sustrato utópico de su obra, en los que se
centrará en los límites de la realidad social económica. Por
último finaliza este epígrafe con un estudio dedicado a la
problemática agraria.
El
apartado más extenso de la obra es el apartado seis dedicado a la
educación, que es viva imagen de la gran preocupación y
relevancia que le conferían los ilustrado a la temática pedagógica,
caracterizándola como la materia que hay que desarrollar para el
avance social de todas las demás. El optimismo pedagógico creó una
“efervescencia pedagógica” en la que se consideraba a la
educación como la panacea a todos los problemas. Por esta razón, se
ve clara la apuesta por un fomento de la educación en diversos
órdenes de la sociedad que Jovellanos propone frente a la crisis
económica que España estaba sufriendo. La Teoría jovellana de la
educación goza de un corpus estructurado en la que se destacan
diferentes tipos de preocupaciones y escritos. Todo esto fue posible
gracias a la extensa literatura pedagógica que Jovellanos manejó
entre la que podemos destacar a Locke, Rousseau, Condorcet o Burke,
entre otros. Su proyecto goza de una personalidad propia, en la que
señala que la instrucción de los ciudadanos es la fuente de la que
emana la prosperidad de todos los pueblos. En esta línea, Jovellanos
busca, con tintes utópicos, la consecución de una nación
ilustrada. Además, la vía acceso radica en al instrucción
individual como camino hacia la felicidad, y una vez conseguida la
felicidad individual esta, repercutirá posteriormente en la social.
Dentro
de la pedagogía quiere poner orden dentro de diferentes conceptos.
Parte de una reflexión antropológica en la que distingue que el ser
humano frente al animal es un ser abierto que se mueve por la doble
necesidad creada por la experiencia y la observación. Aquí,
también señala la diferencia entre aprendizaje y educación que la
articula diciendo que la educación es el resultado de un proceso de
adoctrinamiento. Apunta también, a la importancia de la
investigación colectiva como algo característico de las sociedades
instruidas, frente al papel del autodidacta.
La
apuesta ilustrada señala claramente a la formación de un hombre que
desde su interioridad se fabrica a sí mismo, en el camino de la
búsqueda de una nueva forma de subjetividad. Hay una nueva
concepción de la definición de educación en la que nos
encontramos: (1) posibilidad de conocimiento científico -faceta
racional- (2) búsqueda de los saberes humanísticos -faceta
espiritual- (3) asimilar un número de verdades sentimentales -faceta
sentimental- (4) perfeccionamiento moral -faceta moral-.
Unos
de los campos en los que más se esforzó fue en encontrar y
revalorizar los llamado conocimientos útiles, en la que se
incorpora una crítica a la universidad como institución como algo
academicista y cerrado sobre sí misma. Otra pretensión de
Jovellanos era europeizar España para acabar con la crisis secular,
con un intento de defender el respeto a a la libertad del trabajo y
de la enseñanza técnica.
En
sus estudios sobre la educación técnica, en el que podemos
encontrar su Informe sobre la Ley Agraria se distingue dos
vías para aplicar dicha educación técnica. Una primera es educar a
los propietarios, creando en teoría escuelas elitistas en la que
acudían los nobles, pero que en la práctica estaba abierta a
cualquier persona capaz y preparada. El otro camino era la educación
letrada de los labradores, en la que se les entregaría unas
“cartillas rústicas” en las que se le explicasen las nuevas
mejoras y conocimientos descubiertos en la explotación agrícola.
Dentro de las diferentes escuelas técnicas propone el taller-escuela
y la fábrica-escuela en donde se ensañase “Los principios
técnicos de cada arte”. Así crea nuevas instituciones de
enseñanza y además, reparte diferentes propuestas novedosas en las
ya existentes. Aún así, los ilustrados no depositaban todas sus
esperanzas en las instituciones educativas, sino las complementaban
con otros espacios como jardines botánicos, observatorios
astronómicos, tertulias, prensa...
Era
un defensor de la conservación del medio natural y de su
explotación, y esto lo ligaba a la experiencia estética y a una
mirada económica del medio. Siguiendo una visión providencialista,
consideraba la naturaleza como un equilibro armonioso impregnado de
valores estéticos que nosotros no deberíamos alterar. Por este
motivo generó planes para la reforestación de zonas erosionadas y
el cuidado y mantenimiento de los montes, generando así una
concienciación ecológica.
Otro
tema importante del que habla Jovellanos es su elevado interés por
la historia, reinterpretando el papel de las ciencias sociales desde
una perspectiva historicista. Mediante sus estudios históricos busca
una deligitimación de prejuicios o patologías sociales que a su
juicio influían negativamente en la sociedad. Un caso concreto es su
posición frente a la mujer, en la que defiende su derecho a la
educación y la necesidad de su inserción en la vida pública. Su
perspectiva histórica de la filosofía apunta a una concepción
humanista ilustrada con la que se intenta revalorizar la formación
moral del ciudadano, en consecuencia de esto fue el primero de
utilizar el término de educación cívica en literatura española,
en la que no se pretendía una mera instrucción sino que pretendía
«favorecer el raciocinio,
la argumentación moral, el examen crítico de las creencias y su
fundamentación, único ejercicio que puede garantizar el compromiso
práctico, positivo y maduro del ciudadano; haciendo frente a
cualquier impostura del poder político o de cualquier otra instancia
de coacción, mediante el uso público de la razón. Sólo a través
de ejercicio público podemos realmente dar contenido al desideratum
último del proyecto ilustrado: la libertad.»
(P.31).
Por
último se señala la doble vertiente de la educación moral, por un
lado con el conocimiento de los principios morales y por otro lado
con una revalorización de un sentimiento moral, que se
simboliza en la facilidad que tiene el teatro para crearlo.
Jovellanos comparte la idea platónica de que el arte debe cumplir un
papel moralizante en la sociedad. La última parte de este apartado
hace referencia a los diferentes programas de enseñanza que propone
Jovellanos, en la se expone sus diferentes planes de estudios.
La
Séptima y última parte del libro hace referencia a la teoría
estética de Jovellanos. Se trata del apartado más novedoso y
menos conocido del pensador, siendo una refutación a la idea de que
en España nunca ha habido un desarrollo sistemático, serio y
genuino de la reflexión en torno al arte. Jovellanos tenia un
conocimiento paronámico de la estética del siglo XVIII, era
conocedor del clasicismo francés, el empirismo inglés y de una
corriente que caracterizaba la experiencia estética como autónoma,
en la que se relaciona el fenómeno estético con la imaginación.
Todas estas visiones las asume y las supera en sus reflexiones, en la
que podemos encontrar un recorrido desde el neoclásico hasta una
estética prerromántica.
Analizó
conceptos como grandeza, novedad, belleza o sublime. Todo esto está
muy enlazado con su admiración por Velázquez y su revalorización
del componente sentimental del arte sin abdicar de la razón. El
pensamiento estético jovellano, con un fuerte sustrato anglófono,
constituye un pensamiento sólido y propio, en la que se establece
una variación muy próxima a la tesis de Hutcheson en la que propone
una “facultad sentimental” en la que se liga los principios
éticos con cierta sensibilidad estética.
La
obra acaba con dos repositorios bibliográficos y un anexo.
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