viernes, 5 de septiembre de 2014

Eterno Retorno

Recuerdo perfectamente lo que hice un 3 de septiembre de 2009. Tomé un autobús con mi hermano que me llevó desde Armilla hasta el Parque de las Ciencias, me monté en un bus urbano el 7, pero me bajé antes de tiempo y tuve que subir toda la cuesta hasta Cartuja  -mi primera vez-. Es recomendable ir ligero de equipaje a Cartuja, llevar una mochila repleta de frikadas puede afectar seriamente a tu rendimiento físico, más torrándote al sol y sin hidratación. Claro, cuando uno entra a la Facultad de Filosofía y Letras por primera vez bajo estas circunstancias, no puede evitar ir directamente a una máquina expendedora y tomarse un Acuarius -era aquella época en la que aún se consideraba una bebida deportiva-. Mi primera fila fue ligera, y mis preguntas a Aurora ingenuas. Parece ser un requisito fundamental para ser administrativa de Filosofía tener unos ojos preciosos, anotadlo. El asunto es que realicé mi primer paleo con éxito en la secretaría, comenzaba mi carrera universitaria, carrera que aunque sea de fondo, nunca la corrí al mismo ritmo, eso de acelerar el ritmo en los últimos metros se me dio siempre bien. Bajé la cuesta de la facultad, repito: llevar mucho equipaje en cartuja se paga, más si hace calor. Me fui hasta el Zaidín tras búsqueda fallida de una tienda friki (cerrada) cerca de Recogidas. Al regresar a Armilla y ver el telediario, NOTICIA: Granada bate récord de temperatura este verano. ¡Genial! Eso explica mi parada en aquel banco justo por la parte de arriba del Hospital Real bebiéndome litro y medio de agua de golpe.

Durante toda la carrera tuve que hidratarme varias veces. lo arenoso y reseco de algunos momentos académicos solo podían justificarse por las largas tertulias de risas sobre posibles mundos posibles, vampiros que nunca dicen la verdad, y robot empáticos. 

Justamente 5 años después estaba en el mismo lugar, con la misma persona, misma mirada, pero diferentes angustias. Si el empezar la carrera me hacía sentir entusiasta, terminarla (como lo hice), fue de las cosas más emocionantes que me han pasado en la vida. Llegué solo y salí por la puerta acompañado de amigos, experiencia y un dudoso pero interesantísimo conocimiento. Las historias son para contarlas, y de cierta forma volveremos una y otra vez a ellas para saber quienes somos. Aprendí la lección y aunque no hacia tanto calor, aquella última visita a secretaria, salí ligero de equipaje, con una botella de agua, y la sensación de que está todo por hacer. Desde una mochila llena de libros y Magic, a una carpetilla con tres papeles (resguardo de pago, copia de expediente, y solicitud de título) que es lo que institucionalmente te queda después de cinco años.   

Pero por suerte, esos cinco años representados por tres papeles, sean lo que sean, solo son una nueva señal de que la vida hay que mirarla hacia adelante. 


Banda Sonora: Jeeff Buckley - Halleluja (Live) 

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