Ha llovido, el suelo resbala. Las luces
se apagaron y aunque todo es familiar, todo ha cambiado. Pisas
convencido de que nada ocurrirá. “He pasado cientos de veces de
día, un poco de oscuridad no me detendrá” te engañas. Caminas a
la luz de un recuerdo que creías firme, pero que poco a poco se
tambalea. Tropiezas, “vaya, tendré que ir con más cuidado”.
Y en la oscuridad de una noche,
rodeado de plantas mojadas, de silencio, de pisadas inseguras, eres
consciente de que por muy bien que hayas conocido el camino con luz,
todo cambia con la ausencia de un faro que asegure la firmeza de tus
pasos. Ahora es cuando comprendes a eso Místicos de la Luz: la
seguridad de tu conocimiento radica en la luz, sólo es eso,
seguridad.
Aquel que ha visto la luz, no puede
vivir en oscuridad y cuando miro las sombras, veo el reflejo de un
mundo que nunca entendió la oscuridad, nacemos irremediablemente lúcidos.
Ahorra en luces, y piensa la sombra.
Ahorra en luces, y piensa la sombra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario