Un dilema ético muy usual en cualquier curso básico de ética son todos los relacionados con los abusos que pueden surgir de los cálculos utilitaristas. Esto quiere decir: ¿hasta qué punto el fin justifica los medios? Uno de mis favoritos reza si estaríamos dispuestos a realizar una tómbola de órganos. Al azar se seleccionarían ciudadanos para quitarles sus órganos y dárselos a otros que los necesitan, ¡los números cuadran! Por cada persona despiezada se pueden salvar a muchas: un corazón, dos riñones, un hígado, un páncreas, dos retinas, médula ósea... ¿10 por 1? Parece que por los cálculos utilitaristas que gobiernan el mundo sería ¿lícito? El único inconveniente es que no podremos alardear de chovinismo patriótico en cuanto a temas de trasplantes de órganos. ¡Más de uno necesita un cerebro nuevo! Pero no os preocupéis, el gobierno está haciendo todo lo posible para que el sistema de trasplantes español no siga siendo el mejor.
Al asunto, es habitual frente al utilitarismo consecuencialista contra-ejemplificar con la tómbola de órganos, para demostrarle que sus propuestas pueden traer excesos. Pero claro, la ficción nunca está lejos de la realidad y en este caso, uno encuentra una noticia relacionada con el tema tratado y que no deja indiferente a nadie:
"Las autoridades chinas pondrán fin a su política de
trasplantes con órganos de presos ejecutados, caso único en el
mundo, a mediados de 2014, según confirmaron fuentes oficiales este
sábado.
El viceministro de Sanidad, Huang Jiefu, confirmó que para esa
fecha los hospitales que cuenten con licencia de trasplantes solo
podrán emplear órganos donados voluntariamente y de acuerdo con una
nueva regulación para su uso. China es un país con muy pocas
donaciones de órganos, en parte porque su tradición funeraria
recomienda enterrar los cadáveres intactos o la incineración. [..]
En consecuencia, el tráfico ilegal de órganos se ha disparado.
Las donaciones entre personas vivas están prohibidas desde 2007
salvo en casos de cosanguineidad y familia adoptiva. Con todo, el
mercado ilegal de trasplantes es un problema de difícil solución"
El poder estatal tiende a gobernar lo que nos está permitido o no hacer con nuestro cuerpo (biopolítica). El control de las consciencias, más que superado, deja paso al control real de la corporiedad mediante mecanismos publicitarios, legales y económicos ¡qué será la consciencia sino corporiedad!. Eso de que somos números no está tan mal dicho Pitágoras. Aun así, parece que aun hay algo de esperanza en el asunto y salgamos de la barbarie banal generalizada, o quizás no.
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